Este sábado el Vaticano confirmó que el estado de salud del Papa Francisco ha empeorado en las últimas horas.
Pese a que días atrás se comunicó que el Pontífice había tenido una mejoría, la más reciente actualización indica que ha vuelto a retroceder.
Fue desde el martes de esta semana que se encendieron las luces de alarma porque se reveló que el máximo representante de la iglesia católica se encontraba en estado crítico.
Luego de esto, con el pasar de los días se reveló que había mejorado ligeramente, pero que todavía se iba a mantener hospitalizado.
Sin embargo, esas buenas noticias se derrumbaron este sábado cuando el Vaticano dio a conocer que una crisis asmática generó que el Papa recayera.
Un neumólogo consultado explicó cuál es la situación del Sumo Pontífice y cuáles son sus agravantes.
“Estamos hablando de una persona mayor, frágil y que permanece ingresada por una complicación grave. A esto le añadimos ahora una anemia, por lo que la situación se vuelve todavía más grave”.
“Está recibiendo oxígeno de alto flujo, es decir, una cantidad de oxígeno muy elevada, por insuficiencia respiratoria grave, y sabemos que es una persona con patología crónica, que ha sido intervenido cuando era joven y sufre de obesidad, por lo que se están dando todos los factores de riesgo para que las cosas no vayan bien”.
“La situación del Papa es más grave y la pequeña mejoría respondía a algo momentáneo”, aseguró el neumógolo Ignasi García para el medio español Antena 3.
“Los análisis de sangre efectuados hoy también revelaron una trombocitopenia [problemas hematológicos], asociada a una anemia, que requirió la administración de una transfusión sanguínea. El Santo Padre permanece alerta y pasó el día en un sillón, aunque está sufriendo más que ayer. El pronóstico es actualmente reservado”, detalla el comunicado del Vaticano.
El equipo médico que lo trata había precisado el viernes por la tarde, en rueda de prensa, que un comunicado largo en general significa que la evolución del estado de salud del sumo pontífice no es buena.
“¿Está el papa fuera de peligro? No, el papa no está fuera de peligro”, afirmó entonces el doctor Sergio Alfieri a los periodistas en el hospital romano de Gemelli, donde está ingresado el papa.
“El verdadero riesgo en este caso es que los gérmenes pasen a la sangre”, provocando así una septicemia potencialmente mortal, explicó.
Además, “se necesitan días, incluso semanas, para ver la eficacia […] de las terapias que estamos utilizando”, añadió.
El papa seguiría probablemente hospitalizado toda la semana que viene y, por segunda vez consecutiva, no pronunciará el domingo la oración del Ángelus.
Francisco ingresó el 14 de febrero, inicialmente por una bronquitis, pero la Santa Sede indicó el martes que padecía una neumonía bilateral, una infección del tejido pulmonar potencialmente letal.
La hospitalización del jefe de la Iglesia católica, la cuarta desde 2021, reavivó la preocupación por su salud, ya debilitado por una serie de problemas en los últimos años, desde operaciones de colon y del abdomen hasta dificultades para andar.
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Mauricio León
